Una quinta convertida en restaurante y ecogranja que merece la pena ir a visitarla en familia, más aún con niños, los fines de semana.
Al ser una pequeña granja, en la parte de al fondo, lejos del restaurante, se encuentran diferentes tipos de animales: vacas (donde se puede observar la producción de queso y los niños pueden ordeñar las vacas), gansos comunes y africanos (con el pico negro), pavos, patos y sus bebés, gallinas y pollitos, caballos, cerdos etc...
Tiene frutales desde mandarinos, achachairu etc...una gran piscina, una zona de hamacas (descansar o tomar una siesta), un espacio infantil y una tirolina. En el caso de la tirolina, no me gusto porque no es adecuada para niños menos de 6 años, al ser muy antigua y no tiene las condiciones de seguridad adecuadas. Es peligrosa al quedarse suspendido a bastante altura del suelo y saltar.
La zona del restaurante está bastante bien, el personal muy amable y atento. La comida es al instante y fresca, tienen parrilla y los cocineros buenos. Igual que los postres.Los precios son bastante accesibles.
Un lugar recomendado !!!
Restaurant campestre muy cómodo, buena atención.
Además con algunas atracciones sencillas pero interesantes (granja, paseo a caballo, pequeño zoo, tirolesa).
Recomendación: llegar temprano para encargar la comida y ocupar un buen lugar.
Bueno para pasar una jornada tranquila y respirando aire puro.
Hermoso lugar mucha naturaleza, excelente atención, deliciosos platos..felicidades..
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